Sólo se trata de alcanzarlo y que perdure
Quiere llegar a la fuente de los más profundos placeres. Entrañas.
Lujuria sin fin. Goce sin igual.
El sentido de la vista ahí no puede llegar, sólo el instinto, el placer irracional.
Ya no mires, no lo sometas a tu raciocinio. No lo rapiñes con tu lógica,
descansa no puedes hacerlo.
El instinto es tu aliado aquí. Cantos alegóricos en extremos.
Un fuente de infinitud, de las más ocurrentes felicidades.
Allí, más que allí, ya estoy aquí. Ya lo palpas, éxito, lames, corres, absorbes, gimes, ríes,
arremetes, profundizas. La liquidez todo lo abruma.
Ama ese lugar. Un aguijón ardiente que de mi boca sale, vuelve a condenar
al más cálido néctar de esa flor a ser objeto de deseo.
El deseo consuma en éxtasis. La perennidad del mismo sólo exalta en él la necesidad de extender sus brazos y abrazar el goce. Arde y la sinfonía ya parece consumarse, mas el vuelve a arremeter. Esa flor lujuriosa entra en sintonía, dios muestra su perfil más bello.
La tierra en esta unión vibra. La más agradable música penetra ahora en mis oídos.
Grita, grita ahora más fuerte, que la vastedad de este delirio hace rechinar mis orejas, y quiebra mis rodillas hasta casi desvanecerme.
Somos uno, El, Ella y la unidad. Que este instante jamás acabe.
Dichoso aquel que pueda poseerlo.
Thursday, August 24, 2006
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