Tuesday, August 22, 2006

Tiempo que de mí haces.

Tiempo que de mí haces.

He leído que la realidad más profunda es el devenir.

Tal vez lo he soñado. Mi vida se transforma.

El tiempo es propio de mis más grandes veneraciones. Merece mi tiempo.

Paradoja del destino. El tiempo merece mi tiempo.

Es que de por sí gracias a él existo así.

Cada partícula de mi cuerpo es tiempo.

Cada partícula de mi cuerpo se mueve por eso es tiempo.

Cada cosa que me rodea se mueve.

Un paso antes de la nada está el Quark, mínima materia de todo lo que existe.

Indivisible por cierto. La mínima expresión en que un átomo puede dividirse.

En mí se despierta el esplendor. La hendijas de mi ventana me muestran que la noche
ha terminado y el culto a la luna se apaga hasta dentro de 12 horas.

La luna y el sol marcan los tiempos. Sea por lo que fuere, la luna atrae a mi cuerpo.

Estallo al ver su reflejo sobre el mar. Arena, destellos, silencio.

No digas más nada, el silencio es tu mejor manera de expresarte.

Lo veo en el brillo de tus ojos. Ahora voy a cerrarlos, la luna repliega sus brazos.

Sólo dame tu mano. Encántame, quiero sentir el murmullo del silencio.

Amor la luna nos cobija. Déjate llevar por la embriaguez.

No puede creer que la sangre fluya en el órgano más extenso de tu cuerpo.

Atomos, Quark, es el devenir, estamos vivos, colores, perfumes, el sol y la luna.

En ellos está representado el amor.

Todo el rodeo de la física ya no interesa.

Hagamos nuestro propio destino juntos. Cierra tus ojos una vez más.

Mi alma si no lo haces, quedaría diabética por un pico de glucemia.

¡Es que son tan dulces!

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